lunes, 18 de febrero de 2008

borde/fronteras (chapuzones fronterizos: del centro a las periferias 2)














La ciudad latinoamericana contemporánea está marcada por dos procesos: el constante crecimiento de la desigualdad y la fragmentación –física y social- de la experiencia urbana. El "nosotros colectivo", ese cuerpo de urbanitas imaginado durante la modernidad ha desaparecido para dar paso a multiples “nosotros restringidos” con una lógica fractal, clausurados sobre sí mismos y excluyentes.

Esta nueva situación urbana de nuestra modernidad tardía nos plantea frente a una paradoja: estamos muy juntos, pero cada vez más distantes.

Esto hace que actualmente en Lima, como en Buenos Aires o Rio -y quizá Caulcuta o Cairo- presenciemos la aparición de tecnologías urbanas (físicas e institucionales) capaces de segregar el acceso y vigilar las fronteras de pequeños espacios. Estos son espacios del “nosotros restringido”, en que tenemos la ilusión de estar protegidos. Sin embargo, el miedo que caracteriza nuestra fragmentada sociedad, no se distribuye por igual en todas direcciones. Para el discurso de la exclusión -que legitima el hecho que unos cuantos tengan mucho y que muchos no tengan casi nada- los pobres son pobres por que no les gusta trabajar, los migrantes de la sierra son cochinos, tercos y traicioneros, los negros son vividores y delincuentes, las empleadas domésticas son todas ladronas en potencia (por eso no merecen ni siquiera el sueldo mínimo) y los sindicatos o juntas vecinales que gritan muy alto por sus derechos, son todos terroristas.

Los sectores más pobres cargan el mayor estigma. Los pobres en Lima significan, ante los ojos teñidos por este discurso, individuos y colectividades peligrosas. La exclusión social y el miedo al otro son dos caras de la misma realidad.

Queremos explorar cómo esta construcción simbólica del otro (del empobrecido) como peligroso se plasma en artefactos urbanos -muros, rejas, garitas, vigilantes privados- y como estos son legitimados o resistidos (depende de la posición en qué esté uno) a la vez que se integran en la vida cotidiana de las comunidades que los construyen o los sufren.

En este video, exploramos el caso específico del muro que limita la urbanización Las Casuarinas (Surco) y los asentamientos humanos de Pamplona Alta (San Juan de Miraflores).